El Primer Círculo

Saturday, February 19, 2005

Desde mi punto de vista

Alejandro salió a comprar cigarros, no salió de su casa sino de casa de su novia. Estaba viendo "El pequeño buda", una película que no le gusta mucho (le indigna especialmente la caracterización de Keanu Reeves como Siddharta) pero que al parecer a su novia dejaron ver de la escuela. Antes de llegar a la tienda se cruza con una de esas cubetas rellenas de cemento para que la gente no se estaciones, de la que sale un pequeño poste metálico. Alejandro la abraza y decide que no la soltará hasta que alcance la iluminación. A la media hora sale su novia a buscarlo y le pregunta qué está haciendo, Alejandro le explica, ella lo intenta convencer de que "no haga tonterías" y al cabo de unos minutos se rinde, se despide y entra a su casa. Después de algunas horas, cuando ya es muy noche, los padres de Alejandro hablan a la casa de ella preguntando por su hijo, donde se les informa que está sentado junto a una cubeta de cemento esperando a alcanzar la iluminación. Los padres de Alejandro, alrededor de una hora después, llegan en carro. El padre baja la ventana y le dice a su hijo en tono enérgico que suba. Le dice que no se puede quedar ahí y se molesta mucho, pero sobre todo está triste y preocupado, piensa que su hijo está seriamente desequilibrado. Se baja a discutir, pero se da cuenta de que no puede cargarlo a la fuerza. La cubeta está justo enfrente de una pequeño taquería, los clientes miran con curiosidad. Finalmente se va, con la esperanza de que su hijo se harte y llegue pronto a casa. Antes de que cierren los tacos, Alejandro pide que le regalen un vaso de agua, pero todo ya está cerrado y tiene que conformarse con que le den una cerveza tibia. El dueño de la taquería no entiende muy bien, pero sabe que algo muy importante se está llevando a cabo y no sólo no quiere estorbar sino que quiere ayudar, y quiere ser parte de eso. La noche es muy fría, a Alejandro le duele la espalda, pasan algunos borrachos y algunos locos pero nadie lo molesta. El tiempo pasa muy lentamente, y no tiene reloj donde mirar. Está calmado. Todavía tiene algunos cigarros en la bolsa, pero intuye que no debe fumar, la espalda ya no le duele. Comienza a pensar en los pulpos, y como se hacen grandes para asustar y pequeños para pasar por lugares estrechos. Pero después piensa en cosas prácticas. ¿Qué tal si pasan días y días y no llega la iluminación? ¿Y en todo caso llegaría sola? ¿No se supone que tendría que estar haciendo algo? Además tenía hambre. Finalmente amaneció y ya no pudo resistir más, se quedó dormido. Pasó una patrulla, se asomó uno de los policías y comprobó que respiraba, la patrulla se arrancó. Después llegó su novia y lo despertó. ¿Por qué estás haciendo esto? Ya no voy a volver a buscarte, ya te cansarás, etc. Los padres de Alejandro volvieron, intentaron llevarlo a la fuerza, pero no pudieron. Los amigos de Alejandro hablaron a su casa para preguntar por que´había faltado a la escuela, la madre de Alejandro les pidió que fueran a buscarlo para convencerlo. Alejandro pensó que Siddharta no había tenido todas estas molestias y que quizá por eso había alcanzado la iluminación. Ese día el taquero le regaló tres vasos de agua de orchata. Lo invitó a usar el baño, temía que el olor de unos pantalones orinados ahuyentara a la clientela. Alejandro aceptó y pensó que cada vez todo se alejaba más de la idea que tenía. Sin embargo regresó a sentarse junto al burro (asi se llaman, creo). También esa tarda, ya cerca de la noche, llegó su psicoterapeuta a dialogar con él, pero Alejandro no respondió a ninguna de sus preguntas. Finalmente en la noche su padre y dos de sus tíos, uno de los cuales lleva años y años haciendo pesas, fueron por él y lo metieron a un carro, donde dos de ellos lo inmovilizaron en la parte de atrás y lo obligaron a tomar valium. Alejandro despertó la mañana siguiente en su cama, su hermana estaba sentada en una silla observándolo, en su casa habían hecho guardias toda la noche. Pero Alejandro no se violentó, se levantó y se metió a bañar, sin dirigirle la palabra a nadie. En el desayuno no se habló de lo ocurrido, todos estaban con las caras bajas. El padre de Alejandro preparó machaca con huevo, todos desayunaban cabizbajos. Alejandro tomó una tortilla de harina y se preparó un taco, comió un gran bocado y después de pasárselo con jugo de naranja golpeó la mesa del desayunador con el puño.
- Me caga el pinche samsara - dijo.

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