El Primer Círculo

Tuesday, March 22, 2005

Piedras y Escarabajos

Según se cuenta Mimi Nashi Hoichi, el creador de Pokemon, atrapaba bichos con distintos métodos y se divertía acrecentando su colección. Esto me recuerda a una campaña publicitaria de MTV, muy buena, donde aparecía Billy Corgan en una dinámica de show and tell en clase, explicando de forma oscuramente poética y nihilista por qué había dejado su calabaza de día de brujas sin tallar, al regresar a su asiento un niño le metía el pie y mientras se estrellaba la calabaza en el piso (Smashing Pumpkins) otro le decía "Welcome to earth spaceboy!" (el título de una canción). En el primer caso tenemos una historia real mientras que en el segundo tenemos una construcción a posteriori con dos elementos, una explicación causal de ciertos futuros elementos y una construcción de cómo sería ver a Billy Corgan de niño. Esto último queda muy claro en Shakespeare in Love, cuando William Shakespeare ve a un niño torturando una rata y al preguntarle su nombre resulta ser Ben Johnson.
Estas personas se distinguen por ciertos rasgos muy particulares, casi todos en realidad, pero en el artista queda más patente debido a que lo plasma su obra. Nos cuesta un poco de trabajo imaginar que de niños todos eran todos muy parecidos y jugaban a los mismos juegos. Mimi Nashi Hoichi cuenta en una entrevista que todos sus amigos jugaban a coleccionar insectos, sin embargo él fue el creador de Pokemon y le prestamos exagerada atención al hecho de que él jugara sin tomar en cuenta que no era el único.
La falacia sin embargo, no es absoluta, se confunde con una realidad. En verdad hay sucesos de la infancia que nos marcan, como cuando Mahler tras una violenta pelea familiar corrió hasta encontrar a un organillero y desde entonces asoció lo vulgar con lo trágico. Pero también es cierto que otro niño podría no haber prestado a atención a esto.
Por otra parte hay quien afirma que la personalidad ya ha quedado formada en buena parte alrededor de los cinco años, y es cierto que de niños ya somos en buena medida lo que somos. El pequeño Nietzsche fue encontrado para sorpresa de todos caminando en medio de una tormenta porque le habían enseñado que los niños buenos no debían perder la compostura.
La verdad es que deberíamos recurrir menos a este recurso estético propio de los Muppet Babies y similares para darnos cuenta de que los principios -como todo lo teleológico- se encuentran al final, son aquellas acciones en las que hemos persistido. Así cuando el joven Kurt Cobain pesca del río la pistola que lanzaron sus padres tras haberse amenazado con ella, para venderla y comprar un amplificador, decide convertir su vida tragicómica en rock, como lo hizo de nuevo cuando grabó Bleach, Nevermind, In Utero.
Una vez, cuando estaba en el jardín de niños, pedí permiso para ir al baño y en vez de ello me subí clandestinamente al trampolín, que siempre había deseado tener para mí solo. Ahí me quedé hasta que la maestra llegó a tomarme de la mano y me obligó a bajar. Ojalá mi vida se parezca un poco a eso.

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