El Primer Círculo

Monday, April 04, 2005

Shine on you crazy diamond

El problema no es la tristeza en sí, sino que no podemos estar tristes. No nos dejan vivir nuestra tristeza. O seremos nosotros, que emocionalmente discapacitados, no podemos seguir un proceso normal de sufrimiento y nos quedamos con esto en las tripas y en el alma.
Hay una antes. Si no no tendría sentido hablar de esto. Un antes que tenía algo de fácil y hermoso, con ese encanto que tiene siempre todo lo fácil y hermoso.
A eso Kierkegaard lo llama pena. Recuerdo aquellos tiempos en que la sentíamos y buscábamos a quienes la sentían, y había una identificación, una comprensión instantánea.
Así ha sido desde siempre, resultando en un elenco de verbos transitivos cuyo objeto directo jamás queda claro y sin embargo se sobreentiende. Se reconocieron y se reconocerán entre ellos, "los que saben".
Quizá en ocasiones me sorprenda lo gregario y dependiente que me he vuelto, pues ahora necesito la comprensión de los demás. Pero en el fondo es una trampa, no los necesitaba porque en cierto modo había ese entendimiento universal y a priori. Nietzsche sabía que los espíritus libres a quienes les hablaba no habían nacido aún, estaba conciente de estar utilizando un recurso terapeútico.
Mi compañía en cambio no era fantasmal, llegué a encontrarme varias veces con otros yo. Kierkegaard pensaba que en los antiguos el espíritu no estaba plenamente desarrolldo, sino que se encontraba en este primer estado que aún describo, es interesante notar el hecho de que definieran al amigo como "alter ego".
Así es. Y en aquellos momentos siempre había una posibilidad, un futuro intenso con aquella persona -como una de esas amistades decimonónicas- que al pasar el tiempo no se cumplía y que sin embargo seguía existiendo como presencia.
Sólo recientemente me percaté de todas las relaciones inexistentes que llegué a conformar en mi vida anterior.
Kierkegaard -de quien nunca podré saber qué tanto daño o bien me hizo- continúa diciendo que la reflexión sobre la pena la convierte en angustia. El esteta no se la pasa muy bien con est nueva angustia, pero sobre todo, extraña su pena.
La angustia es extraña. De alguna manera no se puede expresar en el mundo, como si tan sólo intentarlo el absurdo de esta empresa resultara un inhibidor determinante. La categoría de lo heróico desaparece y el secreto que se pretende comunicar ya no es el mensaje en la botella.

En realidad estoy hablando de algo que nada tiene que ver conmigo. ¿Y esto no es a su modo una prueba de lo que estoy diciendo? Ya no tengo nada que decir. No tuve nunca nada que decir. ¿Y qué es a fin de cuentas lo interesante? ¿Este estado de ánimo es un nihilismo pasajero de un adulto joven en un mundo laboral sobresaturado? ¿Y cómo ponerme en otro estado de ánimo -y lo más importante-, para qué?
No puedo ser tan estúpido como para desear una vida digna de ser recordada, pero tampoco tengo la madurez ni la resignación para llevar una vida plena, aparentemente aburrida pero de una interioridad más profunda como B., quien a diferencia del estéta A. si tiene nombre y profesión: el Juez Guillermo.
De acuerdo a Kierkegaard estoy suspendido. Colgado, de los huevos, así es como me siento.

2 Comments:

At 11:54 AM, Blogger Azul said...

Yo siempre he pensado que toda la gente tiene todo para ser feliz..
Incluso aquellos pobres seres abandonados tiene vida, para aprovecharla.
Pienso que el ser humano se crea sus infelicidades..tiene todo..pero necesita sufrir..porque es por medio del dolor que el alma se arrastra, y cuando logras leventarte te sientes tan bien.

 
At 10:00 AM, Blogger Sue said...

Caray!, yo en realidad soy mucho más práctica y si es que según Kierkegaard te encuentras así, pues nada. Cambia de filósofo. Y así ambiará tu perspectiva.
Saludos.

 

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